MI HISTORIA

Escribir mi historia no fue sencillo. Recordar mi infancia fue volver a vivirla. Inicio estas líneas indicando que mi vida de niña en casa transcurría entre juegos y pequeñas tareas. Aprendí lo que es tener los juguetes y la ropa en orden, aprendí a desarrollar más mi sentido del oído sin saber que este sería mi gran aliado de por vida.

Ya en la escuela, todo fue diferente. Ya no estaba mi ángel protector: mi madre. A veces me sentía invisible, pues sabía que era distinta. Fui una niña introvertida, callada, respetuosa, muy aplicada… en fin, una niña muy querida por todos quienes me rodeaban, y en particular por mi madre, su favorita, su única hija.
Con mi cabello rubio claro, mi piel blanca y delicada, y mis ojos de un color entre gris y violeta, resaltaba entre mis compañeras de escuela. Pero lo que realmente me afectaba no era cómo me veía, sino cómo me miraban los demás.
En la escuela, algunas niñas se burlaban, otras me pusieron apodos, y otras simplemente me evitaban. En esos momentos, recordaba las palabras de amor de mi madre cada mañana:
“Tú eres especial para mí, no permitas que nadie opaque el brillo de tu inocencia.”
Mi baja visión era una lucha continua: no alcanzaba a ver la pizarra, me perdía al leer letras pequeñas, y muchas veces terminaba de leer un párrafo cambiando el sentido de las frases por uno jocoso.
Con el tiempo, algunas maestras comenzaron a comprenderme. Me permitían sentarme en primera fila, dar lecciones orales, y en ocasiones dictaban a la par que escribían en la pizarra. Fue allí donde pude crear mi propia taquigrafía.
A pesar de las limitaciones, me convertí en una excelente estudiante, desde la escuela hasta la secundaria, donde tuve el honor de ser designada Abanderada y mejor egresada.
Más adelante, decidí estudiar una carrera relacionada con las matemáticas. También allí logré ser una de las mejores egresadas. Como ya tenía cierto conocimiento, debía trabajar, y aunque mi idea era trabajar y estudiar al mismo tiempo, el trabajo me absorbió tanto que mi formación académica superior quedó en segundo plano. Sin embargo, logré culminarla con éxito, ocupando también un honroso lugar.
Otra área que siempre me llamó la atención fue la Psicología. Me habría encantado prepararme en esa línea porque sé lo que es sentirse incomprendida y desmotivada, y habría sido genial ayudar a quienes necesitan apoyo emocional.
Mi formación superior no fue fácil. Algunos profesores no conocían mi condición y dudaban de mis capacidades. Pero me dieron la oportunidad de demostrar que sí podía hacerlo, y lo hice. Superé obstáculos paso a paso, con constancia.
En el ámbito laboral trabajé en Comunicación, una de mis grandes pasiones. Enfrenté desafíos que me ayudaron a madurar y entender que en la vida laboral hay muchas más exigencias y responsabilidades. Trabajé en diversas áreas que me permitieron aprender y ganar experiencia.
Recuerdo que en las entrevistas de trabajo, los empleadores me miraban con desconfianza y se preguntaban:
“¿Podrá hacer bien su trabajo si no ve bien?”
Eran preguntas que marcaron mi vida, convirtiéndose a la vez en retos. Luego de varias negativas, finalmente me concedían el empleo. En otros casos, recibía un rotundo «NO».
Ya en los lugares de trabajo, procuraba desempeñarme de manera óptima. Me auto preparaba y siempre buscaba tener un plan B.
He conocido diferentes oportunidades de trabajo y actualmente realizo uno de forma independiente, lo combino con el cuidado y atención a mi familia. Pero, lamentablemente, ya no está conmigo mi madre, quien era mi gestora, asesora, coordinadora y motivadora constante. Ella siempre me decía:
“Sigue adelante, la vida es un continuo aprender, es caerse, pero también levantarse con más fuerza para seguir, porque el tiempo nunca se detiene.”
Hoy puedo decir que soy una persona que se ha aceptado y se ama tal como es. Aún hay obstáculos, y los seguirá habiendo. Aún hay discriminación ocasional, pero no dejo que eso me apague. Cuento con la estimación, valoración y respeto de quienes me rodean.
Finalmente, comparto que uno de mis grandes sueños es llegar a mucha gente con mi mensaje:
“No estamos solos, somos valiosos, somos únicos.”

“El haberme aceptado tal como soy significó para mí el punto de partida para hacer grandes cosas y llevar una vida con luz propia, aun cuando el mundo nos quiera en la sombra.”